Cuando eres optimista, la vida se convierte en una auténtica fiesta: al final de cuentas, el embarazo de tus sueños está en camino. Sin embargo, pueden surgir algunos problemas que den lugar a noticias no deseadas, como por ejemplo, un embarazo embrionario o un óvulo ciego. Se trata de problemas que pueden ocurrirle a cualquier mujer y en cualquier embarazo, siempre y cuando haya fecundación.

¿Qué es el embarazo anembrionario?

Para entender mejor qué es el embarazo anembrionario1 tenemos que referirnos a cuando se produce la fecundación y comienza el proceso de división celular. Después de que la mujer ovula y tiene relaciones sexuales, el espermatozoide fecunda al óvulo y que luego se multiplica y se divide en dos partes. 

Una parte del conjunto celular se convertirá en el soporte del embarazo: placenta, saco gestacional y líquido amniótico y la otra parte formará al bebé en camino. El embarazo anembrionario se produce cuando el cigoto no se desarrolla correctamente en este proceso y forma sólo un embarazo parcial, es decir, un óvulo huero. El saco amniótico está presente, al igual que el vesícula, pero el feto no se está formando o no se está desarrollando como debería.

Embarazo anembrionario – Síntomas

No hay síntomas específicos que indiquen un embarazo anembrionario ya que sólo se puede detectar en una ecografía2. A partir del final de la 6ª semana de embarazo ya es posible que el feto se vea en el saco gestacional. Esto es determinante, porque cuando hay un embarazo anembrionario no se logra encontrar al bebé, ni siquiera en un saco gestacional de más de 25mm.

¿Cómo puedo confirmar la ausencia del bebé?

Para confirmar la ausencia del feto, hay que esperar hasta la 8ª semana de embarazo. Cuando haya sospecha de la ausencia del bebé, se recomienda repetir la ecografía al cabo de unos días o semanas y, si sólo sigue existiendo el saco gestacional, hay dos formas para tratarlo: la primera es la adoptar una conducta expectante, es decir, esperar a que la paciente sangre y se produzca la eliminación de forma espontánea en un plazo máximo de un mes. Si esto no ocurre, entonces está indicado un raspaje, una práctica realizada por un médico, en un entorno hospitalario, tras preparar el cuello del útero.

Es importante tener en cuenta que, si se realiza antes de tiempo, la ecografía puede mostrar un embarazo incipiente, es decir, en una fase muy temprana. Todos los obstetras recomiendan que la ecografía se realice recién a partir de la 7ª semana de embarazo, para que aún en aquellos casos de ovulación tardía, se pueda ver algo más que el saco gestaciona. De todas formas, todavía no se podrá oír ni ver el latido del corazón. Si todo es normal, lo ideal es hacer la primera ecografía después de la 5ª semana para descartar un embarazo ectópico y, si hay dolor, al final de la 6ª semana para descartar un embarazo tubárico.

Causas del embarazo anembrionario

Debemos recordar que el embarazo anembrionario no es hereditario y que no hay factores externos que lo provoquen. En realidad, el óvulo huero es una fatalidad y no suele repetirse como pasa con otros problemas. Sin embargo, si se repite, se recomienda una investigación de los gametos de la pareja para comprobar su salud y compatibilidad. Estudios recientes muestran una mayor incidencia de embarazo anembrionario en embarazos de mujeres mayores de 38 años y con parejas mayores de 40.

¿Cómo prevenirlo?

Una forma de prevenir el embarazo anembrionario es tomar ácido fólico 3 y comer bien, con alimentos ricos en hierro y vitamina B6. La mayoría de las mujeres que han tenido un embarazo anembrionario pueden quedar embarazadas de forma natural en unos pocos ciclos, pero se recomienda que el cuerpo descanse durante al menos 3 meses antes de intentar un nuevo embarazo.

El mayor problema del embarazo anembrionario, u óvulo huero, es el impacto que provoca en la pareja. No es fácil descubrir que el anhelado y esperado embarazo en realidad no tenga un bebé. Afrontar este sentimiento puede ser muy difícil, tanto en el momento del diagnóstico como, eventualmente, en los procedimientos posteriors que complementan a la interrupción del embarazo anembrionario. Saber que se trata de casos aislados tranquiliza un poco y ayuda a evitar traumas más profundos para la pareja.

Lo importante, queridas amigas, es mantener los exámenes al día, mantener la cordura y ¡tener mucha fe!

Consejo importante: cuando pasamos por una situación así, como un embarazo anembrionario, es normal querer volver a quedar embarazada cuanto antes. Recuerda que hay vitaminas que te ayudan a protegerte y a aumentar las posibilidades de un futuro embarazo saludable. Es el caso, por ejemplo, del metilfolato, la forma activa del ácido fólico.