El embarazo exige mucho de una mujer. Por supuesto, por un lado están todas las cuestiones físicas -que a menudo llevan un gran sacrificio-, pero, del otro lado, está el nivel de equilibrio psicológico que hay que tener durante el embarazo que normalmente no lo tienen todas las mujeres. No es raro oír hablar de enfermedades como la depresión posparto, el estrés o incluso de ataques de ansiedad causados por las presiones de esta delicada etapa gestacional. El cuerpo de la mujer puede verse afectado de muchas maneras por el embarazo, y una de ellas es el envejecimiento de la placenta.
Se trata de una situación preocupante y justamente por eso vamos a hablar más en profundidad sobre cómo puede surgir y qué hacer cuando lo hace. Pero antes de entrar en el tema de lleno, es importante saber exactamente cómo funciona el cuerpo de la mujer durante el embarazo.
¿Qué es la placenta?
La placenta es quizás el principal órgano que conecta a la madre con el feto durante el embarazo. Se crea exclusivamente para este período y alcanza su madurez hacia el final del primer trimestre del embarazo. La placenta tiene varias funciones como el intercambio de gases y la alimentación del bebé. En otras palabras, permite que el bebé se alimente y respire1.
Pero además de estas importantísimas funciones, también es la placenta la que protege al bebé en casos de impacto, ya que tiene una forma gelatinosa que puede absorber golpes fuertes y dejar al bebé intacto. También es tarea de la placenta producir ciertas hormonas del embarazo que serán muy útiles para preparar el cuerpo de la madre para el parto.
Este órgano tan importante y especial puede tener problemas, como por ejemplo el desprendimiento prematuro de placenta, la insuficiencia placentaria, la placenta accreta, entre otros. Existen tratamientos para todo tipo de problemas, pero es importante tener supervisión médica para que no haya consecuencias graves.
¿Qué provoca el envejecimiento de la placenta?
Recibimos muchas preguntas sobre las causas que provocan el envejecimiento de la placenta, ya que ésta es una de las formas más comunes en las que se puede producir un parto prematuro. Hoy en día, se sabe que la causa es un elemento llamado estrés oxidativo, un tipo de desequilibrio biológico que acaba provocando que la placenta envejezca más rápidamente2. Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué causa el estrés oxidativo?
Lo primero que debes saber es que este desequilibrio puede estar causado por factores independientes de ti, como la contaminación del ambiente en el que vives. Pero, por otro lado, hay factores que contribuyen en gran medida a su aparición, que son controlables. Estos son:
- El consumo de tabaco
- El consumo de alcohol
- Infecciones corporales
- Obesidad
- Ataques de estrés y ansiedad
- Hábitos nutricionales deficientes
Por un lado, hay factores que contribuyen al envejecimiento de la placenta que no pueden ser controlados por la madre. Por el otro, aún más determinantes son los hábitos que deben evitarse por completo durante un embarazo. Y aunque a muchos les parezca obvio, siempre es necesario reforzar este tipo de información.
¿Cómo afecta al bebé el envejecimiento de la placenta?
El envejecimiento de la placenta puede afectar al bebé principalmente por la disminución de nutrientes y oxígeno, que es habitual al final del embarazo, cuando la placenta se prepara para ser expulsada3. Cuando esta disminución se produce de forma prematura, la salud del bebé puede terminar siendo más frágil. Vale la pena recordar que éste también es un factor que puede provocar un parto prematuro, que también puede afectar al bebé, ya que su formación puede no completarse al 100%. El riesgo de enfermedades extremadamente graves es pequeño, pero ciertos tipos de alergia, como las respiratorias, pueden acabar acompañando al bebé durante toda su vida.
Grados de la placenta
La placenta tiene cuatro grados que se miden por su edad, es decir, cuanto mayor es el grado de la placenta, mayor es su edad. Estas mediciones son especialmente importantes para identificar problemas con la placenta durante el embarazo. Hablaremos específicamente de cada uno de ellos para que entiendas cómo se produce esta división.
Grado 0 – Es el grado que normalmente aparece durante los tres primeros meses de embarazo, donde no se muestra ningún tipo de modificación.
Grado 1 – La textura es más dura y hay una ligera calcificación de la placenta que indica que se está empezando a envejecer. El aporte de nutrientes y oxígeno aún no se ve muy afectado en esta fase.
Grado 2 – Se produce cuando los síntomas del grado anterior comienzan a intensificarse y los nutrientes y el oxígeno suministrados por la placenta ya no son abundantes.
Grado 3 – Suele ocurrir hacia el final del embarazo, cuando la placenta ya está muy calcificada y preparada para el parto. Si se alcanza este estadio antes del final del embarazo, pueden producirle muchos problemas al bebé.
El envejecimiento placentario se produce entonces, cuando la placenta alcanza un grado mayor antes de lo previsto, provocando problemas como el parto prematuro y la falta de distribución de nutrientes y oxígeno al bebé.
El envejecimiento de la placenta es una enfermedad peligrosa, pero que puede evitarse en la mayoría de los casos. Tener hábitos saludables y contar con la atención médica adecuada no sólo ayuda a prevenir diversos tipos de enfermedades, sino que garantiza un embarazo sano y sin demasiados problemas. Afrontar la ansiedad y los diversos problemas emocionales que impone el embarazo, y que muchas veces dependen únicamente de la mujer, es algo que debe aprenderse con el tiempo.
En este sentido, la cooperación de las personas que te rodean marca la diferencia. Por eso, para evitar problemas como el envejecimiento de la placenta, necesitas buenos hábitos, conocer tu estado psicológico y tener la ayuda de tu pareja y tu familia para superar esta fase contigo.